No debemos perder de vista la
real dimensión de nuestra realidad, somos miserablemente pequeños en la
INMENSIDAD COSMICA; por favor, dejemos esos aires de grandeza que de pronto
se nos vienen a la cabeza y sentémonos a agradecer cada segundo de vida que nos
regalan a diario, ocupémonos de cosas que realmente tienen valor, amar,
aceptar, dar, crecer espiritualmente, soñar, encontrar la paz,... es tan
simple, que no lo hacemos porque estamos acostumbrados a desconfiar, dudar. Vuélvanse niños, vulnerables y con esa
capacidad de asombro que perdemos a diario, sonrían sin preguntarse por que,
sin cuestionarlo, simplemente porque una sonrisa alegra a todo aquel que la
recibe, disfruta al comer, al beber, acaricia, abraza, nútrete de energía
positiva, y sobretodo cada noche y cada despertar no te canses de agradecer, y
no mates la hormiga que se te cruza, pues tú también eres tan insignificante
como ella.
Es tiempo de contemplación, desde la meseta de mis años observo la llanura de mi pasado y el pasto es verde, frondoso. Entonces abro las alas de mi espíritu y planeo de vez en cuando, y me elevo a cada instante buscando la plenitud de mi vida.
¿Tienes miedo a morir?
Estoy seguro de que la mayoría que lea esto, va a contestar sin
duda que no quiere morir...Yo quisiera agregar a ésta pregunta ¿Por qué? ¿Acaso
eres feliz? Es casi seguro, que a pesar que no sean felices con la vida que
llevan, se aferren a la misma de un modo casi maquiavélico, desesperado, como
si la consigna fuera “ mantenerse vivos” como ese paciente desahuciado en la
sala de hospital conectado a mangueras y tubos, donde todos sus familiares
quieren que se salve.
Así como esos familiares que no logran ver más allá de sus
narices y no piensan en el bienestar del enfermo, así la mayoría de los seres
humanos están contagiados, se mantienen aferrados a trabajos que no desean,
cumpliendo horarios y obligaciones que los consumen, hora tras hora, día tras
día, año tras año; ansiando que el día de mañana ocurra el milagro que les cambie la vida. Se mantienen atados a relaciones
tormentosas por no estar solos, o viven buscando amigos en las redes sociales. Podría enumerar
un sinfín de otras variables, pero no
viene al caso.
Por eso antes de contestar la pregunta que origina éste
texto, piensa un poco en la calidad de vida que llevas, quizás
el tomar conciencia te pueda asustar más que la muerte.
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