Un instante de reflexión



Mientras veo la televisión (cosa poco habitual, sólo cuando visito a mi madre dos veces por semana) se me viene a la mente el concepto del lujo, y sin lugar a dudas la acepción más inmediata tiene que ver con la riqueza, y entonces pienso porque razón siempre he evadido en mi vida los caminos que llevan a la misma (me refiero a la riqueza). Y es que el lujo para mí, refleja un concepto totalmente opuesto, pues está relacionado con la sencillez. Sí, aunque suene como un concepto erróneo, estoy cierto de lo que digo.

Quiero explicarles con un ejemplo simple, hace algunos años comencé gradualmente a perder el olfato, hasta llegar al punto de no oler nada. Pues bien, esa pérdida de uno de mis cinco sentidos, hizo que valorara con mayor ahínco los otros cuatro, y por ende disfrutar de cada uno de ellos me parece realmente un "verdadero lujo". A veces, suelo ponerme a caminar sin rumbo, y créanme, no necesito de sufrir la parálisis de mis piernas para darme cuenta que el acto de caminar es otro gran lujo, de esos que no saben disfrutar aquellos que sacrifican su vida por andar en el auto más ostentoso. Así todas las cosas simples, como escuchar una canción en la radio, tomar un café, saborear una marraqueta con mantequilla, andar descalzo en la arena o quedarse tumbado disfrutando el ocio, pueden ser el mayor de los lujos que nos da la vida y no cuestan nada. 

Una caricia, un beso de mi amada, es otro placer inigualable, y me doy cuenta que vivo rodeado e inmerso en lujos que cada nuevo día me regala la vida. No necesito de los otros que disfruta la mayoría de la gente, esos lujos sólo intentan llenar almas vacías. 

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