Rutina


La mujer semivestida afirma el celular entre su hombro y su mejilla, tratando de seguir vistiéndose al tiempo que profiere todo tipo de insultos en contra de su nana que aún no llega, ni contesta sus llamadas. La bebé llora en su cuna; el esposo esta en la ducha. Irritable le hace callar y le grita a él que se apure. La discusión entre ambos no se hace esperar. En eso irrumpe la nana agitada que llega a socorrer la situación. Toma de inmediato a la nenita para que deje de llorar y trata de calmarla, mientras su patrona le descarga todo tipo de improperios por su atraso. La mujer tira el celular sobre la cama y entra en el baño, para terminar de vestirse. La nana, muda al bebé y baja con ella en brazos a prepararle su papa. La discusión marital continúa en el baño. La mujer baja agitada las escaleras, se despide de la criada y sale raudamente al trabajo en su auto. Él aparece sonriente en la cocina terminando el nudo de su corbata, solicita un café, mientras toma a su hija. Se excusa por su esposa y ella asiente sin más.

Sale con su hija envuelta en un chal y se sube al auto. El taco, las noticias, la tía del jardín que lo recibe, el bolso; volver al taco, encontrar estacionamiento y correr al ascensor, saludar a todos, otro café y a retomar el trabajo atrasado.

A mediodía ella arrepentida le ha llamado, pero entre medio descarga el alegato de que nunca llama para saber de su hija, el trabajo acumulado, que por algo está pagando para que cuiden de su hija –son las excusas de él- tú no entiendes nada - ha dicho ella- y nuevamente terminan disgustados. Llamados de clientes, solicitudes, deberes, por fin el horario de colación. Salir del edificio, buscar un local de comida rápida para volver luego. Coger la bandeja, tragar, volver a correr al ascensor. Otro café. Una reunión extraordinaria. No me pase llamadas, la instrucción a su secretaria. Problemas, su jefe descontento, un caso urgente que resolver. Todos se han ido, es tarde. Sobre su escritorio, un recado de su secretaria. Su mujer no pudo ir a buscar a su hija, llamaron del jardín. Correr, el taco, llamar a la tía que lo espere. Excusas, no volverá a repetirse, perdón, tiene toda la razón. Envolverla bien en el chal y al auto. El taco, algo de música, el celular, su mujer llamando, conversación, discusión; “yo tenía turno”, “y yo estaba en una reunión”, ninguno quiere ceder, en tanto la bebé duerme con la cabecita doblada. La nana está impaciente, le recibe a la nena, la saca del chal, le baña, le deja tomada papa, se despide, ella también está enojada. Él aguanta, la necesita. Se sienta en el sofá a ver las noticias, se duerme. Ella llega, le despierta, calientan la cena, se van a la cama. La bebé dulcemente duerme. Prenden la tele, conversan en voz baja, está linda dicen mientras la ven. La comida se enfría, la dejan a un lado. Se piden disculpas, se besan se abrazan. Ponen la alarma, se juran amor, el sueño los vence.

Suena la alarma, y todo vuelve a comenzar, ojalá que la nana no se atrase hoy- piensa ella mientras entra al baño, él se despierta, la guagua llora, busca el chupete, la guagua se calma. Llega la nana temprano, por suerte la rutina avanzará de modo normal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Tigresa y el hombre

  Se internó en la caverna del cerro buscando refugio, sin sospechar lo que le traería el destino. Llevaba dos días sin comer, el agua de la...