La mañana habría comenzado como siempre, de no ser porque
sonó el timbre de su casa a las 08:10 Pero ¿quién puede ser? -pensó entre
extrañada y enfadada a la vez, justo cuando estaba más atrasada que de
costumbre. Al abrir la sorprendió un joven negro de unos treinta y cinco años
que le sonrío y exclamó - ¡sorpresa! No te preocupes Catherine, ni hoy ni
mañana tendrás que ir a trabajar, ya te justifiqué en el hospital. ¿Pero cómo
sabe mi nombre? ¿quién es usted? ¿Quién
le dio permiso, para presentarse en mi casa y además sin mi consentimiento,
excusarme en mi trabajo? El hombre entró en la casa y repuso – antes de
contestar sus preguntas, necesito que vea algo, acompáñeme, con pasos decididos
y cómo habituado a su hogar le invitó al baño. Cuando ella se asomó a la
puerta, sólo pudo llevarse las manos a la cara horrorizada por lo que estaba
viendo, sin poder gritar, sus manos en su rostro, su boca abierta, sus ojos
desorbitados, no hacían más que mirar alternadamente al hombre y la tina de
baño en un acto involuntario por el estupor de la escena. El cuerpo de una
mujer sin vida flotaba en el agua, por petición del hombre se acercó a
reconocer el cuerpo de la víctima y al verla, perdió el conocimiento. Cuando
despertó, estaba tendida sobre su cama y el hombre seguía ahí, parado a los
pies de su lecho ¿Está mejor? -preguntó con tono cordial. Ella no respondió. Lo
que vio aún no sucede-dijo parsimoniosamente- de hecho, debería ocurrir en 48
horas más, las mismas que pasaré con usted. Soy Vittorio, su ángel de la
guardia. ¿Ángel de la guardia? Exclamó extrañada, no se supone que… debiera ser
blanco y tener alas – interrumpió él, pues como ve no es así. Además, usted me
eligió. Cada ser antes de nacer, debe elegir a sus padres y a su ángel
guardián. Así funcionan las cosas allá arriba. No soy capaz de entender nada
-repuso- llevándose las manos a la frente, le dolía la cabeza. La mujer sin
vida en la tina era supuestamente ella ¿Entonces en 48 horas moriré ahogada? Y
¿Para qué se supone que has venido? Todo ser espiritual, llega a esta vida a
cumplir un propósito y tú no tienes ninguno hasta hoy. Los maestros
celestiales, me han enviado para darte una segunda oportunidad. Tienes 48 horas
para encontrar un propósito en tu vida, de lo contrario te ahogaras pasado
mañana. Estas primeras 24 horas, tomaré posesión de tu cuerpo y ocuparás mi
lugar. Nadie más que yo podrá verte. Necesito que veas tu vida desde otra
perspectiva. Dime ¿hace cuanto que no visitas a tu madre? Para ser honesta
desde hace tres años, para el fallecimiento de mi padre (él me adoraba) en
cambio mi madre nunca me aceptó. Para ella sólo existía Matías mi hermano
mayor. Yo nací como pretexto para que mi padre se quedara a su lado y al no
conseguirlo, me convertí en un estorbo. Lejos de lograr un acercamiento, me
convertí en su peor enemiga, papá volcó el amor que le quedaba en mí,
convirtiéndome en su niña mimada. ¿No crees entonces, que es tiempo de que tú y
tu madre tengan un acercamiento? Preguntó el ángel. Ella miró hacia la pared,
no quiso contestar. Cerró los ojos y cayó en un profundo sueño. Se veía
pequeña, corriendo por un prado interminable, su padre gritaba con los brazos
abiertos, que la atraparía. Jugaban a la orilla de un lago, el sol dejaba
sentir su aliento en ausencia del viento. En eso tropezó y antes de caer de
bruces, los brazos de su padre la alzaron por los aires y luego la colmó de
besos. Recordaba con nitidez ese momento, sin embargo, esta vez, su atención se
volcó justo al momento de que su padre la izara por los aires, no recordaba
haber visto a su madre y al tío Joseph juntos ¿Por qué el sueño le traía esa
imagen? Se puso a recordar las veces que vio de nuevo a su madre y a su tío
juntos ¡Claro! Esa debió ser la razón de que mi padre se hiciera alcohólico.
Pese a no estar enamorado de mi madre, su orgullo de macho herido debe haber
sido más fuerte al enterarse del engaño de su mujer con su hermano mayor. Al
despertar se vio sentada a los pies de la cama, mientras seguía durmiendo. Fue
entonces cuando se percató que estaba en el cuerpo del ángel.
Más tarde vio como Vittorio representándola fue con su madre,
conversaron de mujer a mujer, se pidieron perdón, lloraron y quedaron en paz.
Al despedirse, el consuelo principal era haber sido capaz de perdonar y ser
perdonada. Entendió que su existencia aún sin haber tenido la intención fue el
refugio de su padre y el abandono para su madre como mujer, por eso la atención
que le brindó Joseph, despertó a la mujer marchita. Recién ahora podía
entenderlo. Luego fueron con Vittorio a una posada camino a casa. Mientras
disfrutaba de un café, ella le comentaba de su niñez, un cuervo se posó en la ventana
y se le quedó mirando. Los ojos penetrantes del ave le incomodaron. Al
preguntarle a Vittorio por la presencia del cuervo, éste le respondió que
representaba su maldad ¿Maldad? Yo nunca le he hecho mal a nadie ¿segura?
Preguntó Vittorio, justo en el momento que le mostraba la llegada de su hermano
Matías. Te dejaré a solas con él, tienen mucho de que hablar. Matías se sentó
algo desconcertado, por la supuesta invitación de Catherine a conversar.
A eso de las 2:30 de la madrugada, luego de haber saneado las
heridas causadas a su hermano, prendió la luz de su habitación para acostarse,
pues estaba rendida, encontró a Vittorio ocupando su cama, durmiendo. Se acercó
a su lado y le preguntó ¿No se supone que los ángeles no duermen? ¿De que otro
modo, serían guardianes? Ha sido un día intenso, al ocupar tu cuerpo, las
emociones humanas son muy desgastantes, ustedes acumulan mucha carga negativa.
Es verdad, contestó Catherine. Vittorio ¿Qué se supone que pasará hoy? No
quisiera morir mañana. Eso dependerá de ti Catherine, ven recuéstate ahora,
debes descansar. La alarma sonó como siempre a eso de las 7:00, esta vez no
saltó de la cama como de costumbre. Se acercó a la ventana y miró al cielo,
encontró que el día era maravilloso, se dio una ducha corta y se puso ropa
ligera. Caminó por las calles en compañía de Vittorio, miraba a la gente con
gran extrañeza, pensaba si alguien más estaba viviendo lo que ella. Pidió
helados de sabores que nunca había comido, conversó con una indigente a quien
regaló prácticamente todo el efectivo que portaba. Se sentía feliz, no quería
que el día se acabara. Pasó por delante de un elegante restaurante y sin
titubear entró, pidió y se deleitó con platos exquisitos (por primera vez no
estaba preocupada de la cuenta), gozó cada plato, coqueteó con el mozo, se dejó
llevar por lo que sentía, estaba dichosa. Miraba a cada rato a Vittorio que a
veces se encontraba a su lado, en otras parecía distraído mirando por la
ventana la gente pasar. Las horas parecían a ratos pasar vertiginosas cómo los
rápidos de un río. Quería detener el tiempo. Al salir del restaurante, vio un
perro callejero que buscaba alimento en unos tarros de basura. Sin pensarlo, lo
tomó en brazos, lo llevó a casa, lo bañó con una dulzura desconocida en ella,
ante la mirada fija de su ángel guardián que parecía decirle ¿Qué vas a hacer
ahora con ese perro? Luego del baño del animal, se dio cuenta que no tenía
alimento para mascotas, decidió prepararle algo. Le ofreció de comer a Vittorio
quien para su sorpresa aceptó. Unos tallarines a la italiana fueron el menú
perfecto para ambos, verlos comer la maravilló. Nunca imaginé que un ángel, quisiera
comer, te veías tan hambriento como mi nuevo amigo, señalando al perro que
dormía satisfecho en el piso de la cocina. La verdad, es que cuando estamos en estas
misiones, de pronto podemos elegir volver a ser un poco humanos y los
tallarines son un recuerdo de mi infancia, no por nada me llamo Vittorio,
rieron a carcajadas. Catherine se sentía plena. Me puedes hacer un último deseo
¿puedes dejarme ser tú de nuevo? Bueno, quizás cuando vayamos a dormir, pero
mañana debes volver a ser Catherine. Bebieron vino, conversaron de la vida y
del más allá. Se acostaron abrazados e intercambiaron roles.
La alarma sonó impajaritablemente como de costumbre, lo que
despertó a Vittorio aún en el cuerpo de Catherine. Sintió correr el agua de la
ducha y pensó que estaría dándose un baño. Tras un largo rato, impaciente entró
al baño y al notar que la ducha estaba vacía, se topo con una nota pegada en el
espejo que decía “Lo siento Vittorio, pero no quiero morir” firmaba
Catherine.
*********
No hay comentarios:
Publicar un comentario