Es tiempo de contemplación, desde la meseta de mis años observo la llanura de mi pasado y el pasto es verde, frondoso. Entonces abro las alas de mi espíritu y planeo de vez en cuando, y me elevo a cada instante buscando la plenitud de mi vida.
Vieja, habla tú con ellos, por
favor. Diles que estoy cansado, que quiero partir…ellos solo quieren evitar que
me muera, no entienden que estar postrado en una cama no es vida. No es justo,
ya les di todo lo
que podía darles, porque no piensan un minuto en mí, y me
dejan partir. Si tuviera fuerza te juro que yo mismo me sacaría todas estas
mangueras y agujas con las que me tienen conectado. No sabes lo patético que es
escucharlos hablar de lo que cuesta tenerme hospitalizado ¡Cómo si fuera su
plata, mierda! ¡Para eso me saqué la cresta trabajando!, traen a mis nietos,
para que vean a su abuelo, cómo si se tratara de algo novedoso, mientras a los
niños ni siquiera les importo, sólo sus celulares, que no dejan de prestarle
atención mientras duran las visitas. Jacinta, mi hija menor es la peor, me
tiene harto con sus lloriqueos melodramáticos cuando están todos, ¡papito no te
vayas, no podría soportarlo! – exclamó el martes pasado, cuando el médico los
junto a todos, para comentarles de mi estado, lamentablemente para mí, mis
células no quieren darse por vencidas y siguen luchando. Vieja, tenías razón,
no valía la pena tanto esfuerzo en lograr cosas materiales, al final, se las
quedarán todas. Me creerás que Néstor comentaba que se haría cargo de la casa
del campo, ya que él era quien tenía más hijos. Paulina le rebatía, que, si
fuera por eso, tenía más derecho ya que estudió veterinaria y podía irse a
vivir al campo con sus dos hijas, ahora que se estaba separando de Alfredo.
Jacinta, les reclamaba como podían discutir por esas cosas, estando yo presente
(cómo si les importara) sólo quieren mis bienes. Imagínate si supieran de la
cuenta en Suiza, menos mal que te hice caso, y sólo mi hermana sabe de ella.
Por suerte ese dinero servirá para ayudar a los niños que sufren de cáncer
(creo que es lo único que hicimos bien, amor). Me pides que me calme, que no me
altere, que me va a subir la presión, no sabes lo feliz que me haría, que me
diera un patatús en este instante. Así dejaría de escuchar los falsos lamentos
de Jacinta. No sabría si decirte, si me duelen más mis dolencias físicas, o las
decepciones que sufro cada día con nuestros hijos, sobre todo cuando están a
solas, el otro día me enteré de que Jacinta es amante de su jefe, ¡imagínate! ese
vejestorio debe tener un par de años menos que yo ¡que tiene en la cabeza esta
niñita! Él cómo buen abogado le aconseja sobre esto o aquello, el otro día le
escuchaba como intentaba convencerla en que luego de la repartición de la
herencia, pondrían un estudio de abogados donde trabajarían juntos ¿te das
cuenta? todo lo que gastamos con mandarla a colegios caros, le pagamos la mejor
universidad y le costeamos el viaje a New York, donde fue a sacar un MBA, para
que venga este vejestorio que no le ha ganado a nadie, embauque a nuestra hija
para que la breva logre el estudio que nunca logró. ¡Ay, Dios vieja, ¡qué
manera de haber hecho las cosas mal! ¿Sigues ahí? A veces tus silencios me
matan. Recuerdo nuestros primeros años de matrimonio, no parabas de hablar,
sacabas tema de cualquier cosa, hasta de lo más inverosímil ¿supiste que, en Bali,
existe el ministerio de la felicidad? Me comentaste en una oportunidad, a mí un
empresario exitoso que lo único que pensaba era en cómo ganar más dinero, y
vaya que lo lograba, cada negocio nuevo era un estado de éxtasis, inversiones,
mover capital de aquí para allá, abrir nuevos mercados, aplastar a la
competencia, sí, cómo gozaba cuando caían en mis redes, como una presa,
disfrutaba verlos luchar por zafarse de mis garras, mientras yo me deleitaba
esperando el momento de darles el zarpazo para sacarlos de circulación. ¿Te
acuerdas de Vittorio? ese italiano que en la universidad andaba detrás de ti. Cuando me enteré que pensaba poner un puesto de comida en el campus, me adelanté
y le planteé la idea la rector, quien conocía a mis padres y me dio todas las
facilidades (sin duda la idea de Vittorio fue buenísima) me llené los bolsillos
y él debió abandonar la universidad por no contar con los recursos económicos,
hasta le ofrecí mi ayuda (para que veas que no fui tan malo) pero me la rechazó
(supongo que de algún modo sabía que le había robado su proyecto). En fin, así
son los negocios decía mi padre, quien me heredó la pequeña fábrica de ventanas
y vidrios. Nunca imaginé que esa manufactura se convertiría en el inicio de
mi gran imperio. Menos mal que esa tarde de otoño, se cruzó ese quiltro en mi
camino, al que tú valientemente intestaste salvar lanzándote en su auxilio.
Desde ese día, no me separé de ti, fuiste mi cable a tierra. En contra de mis
padres nos casamos y nos fuimos al campo, allí Alfred como bautizaste a ese
quiltro vivió los mejores años de su vida, después llegaron la mancha un
bulldog que cojeaba y cuanto perro que recogíamos en los caminos a la parcela.
Me enseñaste a disfrutar de las cosas simples de la vida, lamentablemente no fue
suficiente para apartarme de los senderos del exitismo. No sólo te arrebaté a
nuestros hijos de tu lado, mandándolos a la capital, sino que los empapé de mis
ideas. Nunca imaginé que lo pagaría tan caro, sí lo admito, sé que me lo
advertiste más de una vez, y cómo de costumbre no te escuché.
Pero ya ves, llevo tres meses en
coma, sufriendo mi calvario, siento que ha sido suficiente, no doy más, sólo
pido partir, pero antes necesito que nuestros hijos, sepan todo lo que estoy
sintiendo. ¿Dices que verás que puedes hacer? Te lo agradezco. Llega la noche,
trataré de dormir ahora.
Menos mal, esta mañana ha salido
el sol. ¿Qué día es hoy? Me pierdo entre tanto medicamento, no sé cuánto tiempo
pasó. ¿Dos días? Siento que fueron sólo unos minutos. ¿Pensaste en lo que te
pedí? ¿Tienes una solución? ¿Quién es ella? ¿Una amiga? Nunca me hablaste de
ella…bueno, bueno, quizás lo hiciste y no te puse atención, pero no pongas esa
cara. ¿Dices que vendrá a la tarde? Ahh claro, si hoy es domingo, día de
visitas familiar. Gracias, trata de venir también.
Cuando todos estaba reunidos con
caras de compungidos, una mujer se presentó. Dijo ser amiga de su madre y les traía un recado de su padre. Nadie entendía nada. Por más que más de
alguno, quiso manifestarse, su sola presencia los enmudeció.
Partió diciéndoles a todos que su
padre escuchaba todo lo que conversaban, que a casa de eso cada día estaba más decepcionado
de ellos. A medida que la mujer hablaba, la habitación se fue oscureciendo y
una extraña neblina amarillenta fue paseándose entre los presentes, el cuerpo
del padre empezó a convulsionar en la cama, todos miraban aterrados, su boca
abierta comenzó a agrandarse, de pronto unasfiguras negras parecidas a pequeñas serpientes comenzaron a salir y
bajar por su cuerpo y antes de llegar a sus pies se desvanecían, al mismo
tiempo dejaba escapar espantosos sonidos guturales que brotaban como vómitos. Se irguió hasta quedar sentado, entonces una densa forma salió lentamente de su boca, se
paseó por su pecho y bajo por el vientre hasta los muslos, en ese momento se
desplomó y la espesa niebla se disipó. Nadie podía reaccionar ante el
espectáculo que habían presenciado.
La mujer terminó diciendo que su
padre les mandaba un ultimátum “Debían conseguir a como diera lugar que en tres
días más, su cuerpo descansara en paz, agregó que el bueno para nada del amante
de Jacinta se encargue de eso, o de lo contrario, despertaría para firmar un
testamento dónde no les dejaría nada a ninguno”. Cuando terminó se acercó al
hombre en cama, y le besó en los labios”, esto es de parte de tu mujer
-murmuró. El rostro del padre se iluminó y un haz de luz brillante lo envolvió
por unos segundos.
Antes de cerrar la puerta tras de
sí, logró escuchar todas las emociones contenidas de los presentes, que
estallaron en llantos histéricos de los niños, recriminaciones y gritos entre
ellos, los que se escuchaban aún en el pasillo. La mujer abrazó a su amiga que
la esperaba en el pasillo, y exclamó mirándole a los ojos, va a estar bien, y
siguieron caminando abrazadas, mientras enfermeros y personal médico acudía de
urgencia a la habitación 316.