Habitación 136




Vieja, habla tú con ellos, por favor. Diles que estoy cansado, que quiero partir…ellos solo quieren evitar que me muera, no entienden que estar postrado en una cama no es vida. No es justo, ya les di todo lo
que podía darles, porque no piensan un minuto en mí, y me dejan partir. Si tuviera fuerza te juro que yo mismo me sacaría todas estas mangueras y agujas con las que me tienen conectado. No sabes lo patético que es escucharlos hablar de lo que cuesta tenerme hospitalizado ¡Cómo si fuera su plata, mierda! ¡Para eso me saqué la cresta trabajando!, traen a mis nietos, para que vean a su abuelo, cómo si se tratara de algo novedoso, mientras a los niños ni siquiera les importo, sólo sus celulares, que no dejan de prestarle atención mientras duran las visitas. Jacinta, mi hija menor es la peor, me tiene harto con sus lloriqueos melodramáticos cuando están todos, ¡papito no te vayas, no podría soportarlo! – exclamó el martes pasado, cuando el médico los junto a todos, para comentarles de mi estado, lamentablemente para mí, mis células no quieren darse por vencidas y siguen luchando. Vieja, tenías razón, no valía la pena tanto esfuerzo en lograr cosas materiales, al final, se las quedarán todas. Me creerás que Néstor comentaba que se haría cargo de la casa del campo, ya que él era quien tenía más hijos. Paulina le rebatía, que, si fuera por eso, tenía más derecho ya que estudió veterinaria y podía irse a vivir al campo con sus dos hijas, ahora que se estaba separando de Alfredo. Jacinta, les reclamaba como podían discutir por esas cosas, estando yo presente (cómo si les importara) sólo quieren mis bienes. Imagínate si supieran de la cuenta en Suiza, menos mal que te hice caso, y sólo mi hermana sabe de ella. Por suerte ese dinero servirá para ayudar a los niños que sufren de cáncer (creo que es lo único que hicimos bien, amor). Me pides que me calme, que no me altere, que me va a subir la presión, no sabes lo feliz que me haría, que me diera un patatús en este instante. Así dejaría de escuchar los falsos lamentos de Jacinta. No sabría si decirte, si me duelen más mis dolencias físicas, o las decepciones que sufro cada día con nuestros hijos, sobre todo cuando están a solas, el otro día me enteré de que Jacinta es amante de su jefe, ¡imagínate! ese vejestorio debe tener un par de años menos que yo ¡que tiene en la cabeza esta niñita! Él cómo buen abogado le aconseja sobre esto o aquello, el otro día le escuchaba como intentaba convencerla en que luego de la repartición de la herencia, pondrían un estudio de abogados donde trabajarían juntos ¿te das cuenta? todo lo que gastamos con mandarla a colegios caros, le pagamos la mejor universidad y le costeamos el viaje a New York, donde fue a sacar un MBA, para que venga este vejestorio que no le ha ganado a nadie, embauque a nuestra hija para que la breva logre el estudio que nunca logró. ¡Ay, Dios vieja, ¡qué manera de haber hecho las cosas mal! ¿Sigues ahí? A veces tus silencios me matan. Recuerdo nuestros primeros años de matrimonio, no parabas de hablar, sacabas tema de cualquier cosa, hasta de lo más inverosímil ¿supiste que, en Bali, existe el ministerio de la felicidad? Me comentaste en una oportunidad, a mí un empresario exitoso que lo único que pensaba era en cómo ganar más dinero, y vaya que lo lograba, cada negocio nuevo era un estado de éxtasis, inversiones, mover capital de aquí para allá, abrir nuevos mercados, aplastar a la competencia, sí, cómo gozaba cuando caían en mis redes, como una presa, disfrutaba verlos luchar por zafarse de mis garras, mientras yo me deleitaba esperando el momento de darles el zarpazo para sacarlos de circulación. ¿Te acuerdas de Vittorio? ese italiano que en la universidad andaba detrás de ti. Cuando me enteré que pensaba poner un puesto de comida en el campus, me adelanté y le planteé la idea la rector, quien conocía a mis padres y me dio todas las facilidades (sin duda la idea de Vittorio fue buenísima) me llené los bolsillos y él debió abandonar la universidad por no contar con los recursos económicos, hasta le ofrecí mi ayuda (para que veas que no fui tan malo) pero me la rechazó (supongo que de algún modo sabía que le había robado su proyecto). En fin, así son los negocios decía mi padre, quien me heredó la pequeña fábrica de ventanas y vidrios. Nunca imaginé que esa manufactura se convertiría en el inicio de mi gran imperio. Menos mal que esa tarde de otoño, se cruzó ese quiltro en mi camino, al que tú valientemente intestaste salvar lanzándote en su auxilio. Desde ese día, no me separé de ti, fuiste mi cable a tierra. En contra de mis padres nos casamos y nos fuimos al campo, allí Alfred como bautizaste a ese quiltro vivió los mejores años de su vida, después llegaron la mancha un bulldog que cojeaba y cuanto perro que recogíamos en los caminos a la parcela. Me enseñaste a disfrutar de las cosas simples de la vida, lamentablemente no fue suficiente para apartarme de los senderos del exitismo. No sólo te arrebaté a nuestros hijos de tu lado, mandándolos a la capital, sino que los empapé de mis ideas. Nunca imaginé que lo pagaría tan caro, sí lo admito, sé que me lo advertiste más de una vez, y cómo de costumbre no te escuché.

Pero ya ves, llevo tres meses en coma, sufriendo mi calvario, siento que ha sido suficiente, no doy más, sólo pido partir, pero antes necesito que nuestros hijos, sepan todo lo que estoy sintiendo. ¿Dices que verás que puedes hacer? Te lo agradezco. Llega la noche, trataré de dormir ahora.

Menos mal, esta mañana ha salido el sol. ¿Qué día es hoy? Me pierdo entre tanto medicamento, no sé cuánto tiempo pasó. ¿Dos días? Siento que fueron sólo unos minutos. ¿Pensaste en lo que te pedí? ¿Tienes una solución? ¿Quién es ella? ¿Una amiga? Nunca me hablaste de ella…bueno, bueno, quizás lo hiciste y no te puse atención, pero no pongas esa cara. ¿Dices que vendrá a la tarde? Ahh claro, si hoy es domingo, día de visitas familiar. Gracias, trata de venir también.

Cuando todos estaba reunidos con caras de compungidos, una mujer se presentó. Dijo ser amiga de su madre y les traía un recado de su padre. Nadie entendía nada. Por más que más de alguno, quiso manifestarse, su sola presencia los enmudeció.

Partió diciéndoles a todos que su padre escuchaba todo lo que conversaban, que a casa de eso cada día estaba más decepcionado de ellos. A medida que la mujer hablaba, la habitación se fue oscureciendo y una extraña neblina amarillenta fue paseándose entre los presentes, el cuerpo del padre empezó a convulsionar en la cama, todos miraban aterrados, su boca abierta comenzó a agrandarse, de pronto unas  figuras negras parecidas a pequeñas serpientes  comenzaron a salir y bajar por su cuerpo y antes de llegar a sus pies se desvanecían, al mismo tiempo dejaba escapar espantosos sonidos guturales que brotaban como vómitos. Se irguió hasta quedar sentado, entonces una densa forma salió lentamente de su boca, se paseó por su pecho y bajo por el vientre hasta los muslos, en ese momento se desplomó y la espesa niebla se disipó. Nadie podía reaccionar ante el espectáculo que habían presenciado.

La mujer terminó diciendo que su padre les mandaba un ultimátum “Debían conseguir a como diera lugar que en tres días más, su cuerpo descansara en paz, agregó que el bueno para nada del amante de Jacinta se encargue de eso, o de lo contrario, despertaría para firmar un testamento dónde no les dejaría nada a ninguno”. Cuando terminó se acercó al hombre en cama, y le besó en los labios”, esto es de parte de tu mujer -murmuró. El rostro del padre se iluminó y un haz de luz brillante lo envolvió por unos segundos.

Antes de cerrar la puerta tras de sí, logró escuchar todas las emociones contenidas de los presentes, que estallaron en llantos histéricos de los niños, recriminaciones y gritos entre ellos, los que se escuchaban aún en el pasillo. La mujer abrazó a su amiga que la esperaba en el pasillo, y exclamó mirándole a los ojos, va a estar bien, y siguieron caminando abrazadas, mientras enfermeros y personal médico acudía de urgencia a la habitación 316.

 

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