Es tiempo de contemplación, desde la meseta de mis años observo la llanura de mi pasado y el pasto es verde, frondoso. Entonces abro las alas de mi espíritu y planeo de vez en cuando, y me elevo a cada instante buscando la plenitud de mi vida.
¡Gracias a la adversidad!
No creas que éste sea el título de una alabanza masoquista o algo parecido, todo lo contrario. Cuando todo parece que se te viene encima, cuando las fuerzas no te dan, cuando la presión en el pecho pareciera que te hará estallar, cuando sientes que el fracaso es inminente, y sueles decirte a ti mismo ¡No doy más! sólo entonces debes entender que la lucha a comenzado realmente para ti en ese preciso instante, porque después de eso, sólo tienes dos caminos a seguir, o bajar los brazos y dejar que las cosas sucedan siendo simplemente un testigo de tus circunstancias, o bien seguir dando la pelea, sabiendo que la victoria está a la vuelta de la esquina, sencillamente tienes que levantarte para seguir peleando, porque lo que no te mata, créeme ¡Te hace más fuerte! Si estás pasando por el peor momento de tu vida, sonríe y agradécelo, pues lo que viene siempre va a ser mejor. Si tocaste fondo en tu dignidad o en tu orgullo, estás justo en el punto de partida para rehacerte, para recoger los fragmentos de tu ser necesarios para pararte nuevamente. Aún esa persona que en algún momento te pisoteo, o abusó de ti, o se aprovechó del poder para humillarte como ser humano, como trabajador, o pareja, en fin en la circunstancia que sea, créeme que después de ese segundo en que tomaste conciencia y dijiste ¡No más! empezará a perder su poder, es como si dentro de ti creciera una semilla de criptonita que lo irá debilitando y te hará cada día más poderoso, y nada de lo que diga o haga, o de las circunstancias a que te exponga logrará nunca más doblegarte, porque fuiste lo suficientemente fuerte para soportar, lo suficientemente valiente para no dejarte derrotar aún en esos instantes donde todo tu ser estaba totalmente debilitado y seguiste dando la pelea, revelándote en silencio, esperando ese momento. Por eso cuando sientes que eres lo más miserable de éste mundo, lo más desgraciado, lo más desastroso, es cuando ese momento llega, entonces, sólo entonces debes dejar de escuchar a tu mente (tu eterna traicionera) y comenzar a trabajar con tu mejor aliado, el corazón, sólo él te dará el norte y te iluminará en la oscuridad de tu vida. En los momentos de más angustia refúgiate en tu corazón y deja que él te guíe, nunca se equivoca, es como un padre o madre, sólo quiere tu bien. Y recuerda aún en ese momento de amargura, no te olvides de sonreír, pues lo bueno viene en camino.
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