Desde la esquina, lo observo todo como es mi costumbre. Los colectivos pasan raudos a mi lado, la noche está prendida. Del bar que está frente a mi, sacan al primer borrachito de la jornada, por escandaloso. Una pareja se besa apasionadamente, sin importarles mi presencia, así como el resto de los transeúntes. El curadito sigue alegando. Se acercan unos carabineros y conversan con él; recién comienza la noche, tienen paciencia. Las tribus urbanas inician sus desfiles, teñidos de colores, vestimentas estrafalarias y negras, cadenas, tatuajes en brazos, piernas; las rarezas humanas visten el paisaje nocturno.
La noche termina, asoma el crepúsculo. Los colectivos han disminuido sus locas carreras. Un par de travestis abrazados lloran sus miserias. Más allá carabineros detiene una pelea entre punk's y góticos. Los perros ladran al curadito, que se viene hacia mi y me abraza. Me considera su amigo y me relata en breve su vida, no digo nada. Sujetándose de mi, grita su rabia a todo el mundo que pasa por nuestro lado.
Un auto descontrolado se nos viene encima, nos gritan, el curadito se hace a un lado, mientras yo soy embestido.
Comentario de jóvenes, minutos más tarde "cacha como quedó el poste"
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