De acuerdo a la designación simple del diccionario, es “Sorpresa, o causar admiración” y entonces me pregunto ¿Será un término en extinción? Recuerdo que cuando niño uno se asombraba cuando iba al circo y veía un acto de magia o de equilibristas en las alturas, las piruetas de trapecistas, etc. A los ojos de un infante por entonces, prácticamente todo era asombro. Vienen luego los recuerdos de las primeras navidades y la magia del viejito pascuero (de aquel que bajaba por la chimenea para dejarte los regalos), y trato de continuar y aquí caigo en un profundo pozo, en una laguna de tinieblas donde los recuerdos asombrosos suelen tomar una connotación distinta, e inclusive “ridícula” para los tiempos actuales, como por ejemplo descubrir de donde venían los niños, o la sensación que te provocaba el saber que la niña que te gustaba te mandara un mensaje (no de texto, por entonces no existían los celulares) con un amigo, a veces un papelito de cuaderno, o simplemente un recado, para que nos juntáramos en la plaza, donde íbamos en grupo, y nos acomodábamos en una banca a conversar, sí a ¡Conversar! Sin fumar nada, ni ingerir alcohol, entre las seis y las nueve (en verano) antes en invierno. Hoy me asombro de haberlo vivido, porque parecen cosas de un siglo pasado, de novelas, de películas antiguas. Y entonces miro a mi alrededor, y lo que me asombra es que ya nadie “se asombra por nada”, casi parece una estupidez siquiera mencionarlo. En mi jardín de la casa, apegado a los ladrillos de entrada, salieron un racimo de honguitos color lila que miden unos
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Hola Esteban, Soy Raquel Esther, sabes? pienso que la cualidad de asombrarnos es porque somo almas viejas y disfrutamos de toda la maravilla que hay en nuestro alrededor, las generaciones actuales están aprendiendo lo que nosotros llevamos un buen trecho caminando.
ResponderEliminarSolo pasé a saludarte.
Un abrazo