Asombrarse


De acuerdo a la designación simple del diccionario, es “Sorpresa, o causar admiración” y entonces me pregunto ¿Será un término en extinción? Recuerdo que cuando niño uno se asombraba cuando iba al circo y veía un acto de magia o de equilibristas en las alturas, las piruetas de trapecistas, etc. A los ojos de un infante por entonces, prácticamente todo era asombro. Vienen luego los recuerdos de las primeras navidades y la magia del viejito pascuero (de aquel que bajaba por la chimenea para dejarte los regalos), y trato de continuar y aquí caigo en un profundo pozo, en una laguna de tinieblas donde los recuerdos asombrosos suelen tomar una connotación distinta, e inclusive “ridícula” para los tiempos actuales, como por ejemplo descubrir de donde venían los niños, o la sensación que te provocaba el saber que la niña que te gustaba te mandara un mensaje (no de texto, por entonces no existían los celulares) con un amigo, a veces un papelito de cuaderno, o simplemente un recado, para que nos juntáramos en la plaza, donde íbamos en grupo, y nos acomodábamos en una banca a conversar, sí a ¡Conversar! Sin fumar nada, ni ingerir alcohol, entre las seis y las nueve (en verano) antes en invierno. Hoy me asombro de haberlo vivido, porque parecen cosas de un siglo pasado, de novelas, de películas antiguas. Y entonces miro a mi alrededor, y lo que me asombra es que ya nadie “se asombra por nada”, casi parece una estupidez siquiera mencionarlo. En mi jardín de la casa, apegado a los ladrillos de entrada, salieron un racimo de honguitos color lila que miden unos 3 centímetros, son preciosos, pero díganme ¿a quien se los muestro? Lo más probable es que empiecen a darme consejos de cómo exterminarlos o echar éste u otro producto para evitar que salgan, etc., en vez de maravillarse por su sola aparición. Además una serie de gorriones, colibríes, zorzales y otros visitan la parte trasera de la casa, donde les dejo alimento, y me asombra lo sociales que son, cada uno respeta al otro, bajan, echan el alimento al piquito y luego se retiran, todos se alimentan y viven en armonía y me alegran con sus gorgoreos las mañanas. Desde la ventana del living de mi casa, veo las nubes, los cerros, amaneceres, atardeceres y aun me asombran sus colores, su magnificencia. Cuando llueve, me quedo escuchando el sonido de la lluvia, y me asombra de pronto la fuerza de la naturaleza y más me asombra que sea ¡Gratis!, en éste mundo que pareciera que hasta para respirar hubiera que pagar. Cada noche la luz de luna se cuela por la ventana de la cocina y no me deja de asombrar que ese satélite natural pueda reflejar la luz del sol a tanto miles de kilómetros. En fin podría nombrarte mil cosas más que aún me asombran, pero que tal vez no compartas como la mayoría… sólo me queda preguntarte ¿Y a ti hay cosas que te asombren?

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1 comentario:

  1. Hola Esteban, Soy Raquel Esther, sabes? pienso que la cualidad de asombrarnos es porque somo almas viejas y disfrutamos de toda la maravilla que hay en nuestro alrededor, las generaciones actuales están aprendiendo lo que nosotros llevamos un buen trecho caminando.
    Solo pasé a saludarte.
    Un abrazo

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Habitación 136

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