¿Hace cuanto no conversábamos? le preguntó ella, y pensar que cuando era joven tú eras mi confidente, podía pasar horas contándote mis cosas, me gustaba la forma que me contemplabas, sobretodo cuando me expresabas que me veía bella. Se que la llegada de mis hijos nos distanciaron, no me gustaba que me vieras gorda, aunque tú nunca dijiste nada. Quien iba a decir que ahora vieja, a pesar de mi apariencia más gastada te iba a buscar de nuevo, ¿será porque tú nunca mentiste? y siempre me mostraste las cosas como eran en realidad y no como yo quería verlas, o porque yo estoy más resignada al enfrentarte, en fin, gracias por volver a mi, viejo amigo - sonrió y besó su espejo.
Es tiempo de contemplación, desde la meseta de mis años observo la llanura de mi pasado y el pasto es verde, frondoso. Entonces abro las alas de mi espíritu y planeo de vez en cuando, y me elevo a cada instante buscando la plenitud de mi vida.
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Habitación 136
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